domingo, 22 de noviembre de 2009

Child.

Cuando niña disfrutaba mucho de los helados, de los brazos de mi madre, del calor de mi viejo hogar.
No me gustaba salir por las mañanas frías porque sentía que los pies se congelarían.
Tampoco me gustaba el calor, sentía que me derretía.
Mis cobijas eran de ositos, sirenas y otras cosas, bien bien tibiesitas.
Lloraba constantemente lejos de mama, lejos de todo y apoyada en un sillón
Solía esconderme cuando alguien quería golpearme debajo de las mesas o detrás en la puerta.
Nadie escuchaba mi llanto, parecía que les declaraba la guerra y siempre llamaban a mi madre.

Siempre me lamentaba por no tener con quien compartir mis golosinas, Papas fritas, sandwiches y todas las cosas deliciosas que tenia en cantidad, le pedía a dios todos los días que me regalara alguien con quien charlar.
Y hasta la fecha parece que sigo un poco sola, aveces charlo con el mismo Dios, pero siempre me da razonamientos que no quiero escuchar.
Solo quiero a alguien que sepa llorar.

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