
Esa tarde la juvenil silueta, esperaba un cuarto para las 12, la hora de las burbujas, la magia vespertina, yo solo la atrapaba , ella solo lanzaba sus fugaces ojos , aveces, no crean que de forma permanente, sigilosamente me encargue de sus palabras, traducirlas , volverlas nada .
Ella esperaba y no esperaba a nadie, ni al amor, ni a la limosna, solo al horizonte miraba.
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